Ser padre es aburrido

Un día promedio como madre dura unas 84 horas (multiplicadas por dos cuando llueve), divididas en partes iguales entre evitar que tu hijo se suicide de la mesa del living, y jugar con él a juegos fascinantes como “qué color es este”, “qué color es este 2” y “qué color es este, el imperio contraataca”; mientras de fondo en la TV suenan los mismos 3 dibujitos desde que el día que nació, sobre historia natural. ¡Ja! No, sobre los colores. La dicha...

Eventualmente llega la noche y uno sabe que después de la cena, el baño y los últimos juegos, cuando tu hijo finalmente se duerme, llega el momento de paz. Esas horas de libertad para hacer lo que uno quiera, que seguro habrías usado si no te hubieras quedado dormido inmediatamente al lado de él cuando lo acostaste. Pero la simple idea de que ahí están y que algún día las vas a usar para mirar más de 11 minutos de una película te da esperanza, una fantasía, como creer en los reyes magos o en el gobierno.   

Es que esa es la realidad de tener hijos que nadie te advierte: ser padre es aburrido.

Bueno, no siempre (dijo demostrando que es buena madre). No hay mejor sonido en el mundo que una risa a carcajadas, o momento de más orgullo que cuando dicen sus primeras palabras, o dan sus primeros pasos, o cuando finalmente podes vestirlos con atuendos temáticos como el conjunto de traje y corbata rojo y verde que le compraste para navidad antes de que naciera porque tener muñecos gigantes para jugar a vestirlos es el verdadero objetivo de tener hijos. ¿No? ¿Sólo yo? OK. Y a veces te regalan un abrazo inesperado que se siente como una bomba de amor y brillantina, en especial porque siempre tienen las manos pegajosas y con brillantina.

Pero el día a día puede volverse tedioso y mundano, y está bien, es la parte de la vida diaria que todos vivimos pero que no se ve en Instagram, porque nadie quiere ver cosas aburridas, como la realidad. Qué horror, ponele un filtro. Los niños que dejan la etapa de bebes y empiezan a requerir un poco más de atención que una planta de interior, pero aún no aprendieron comunicarse y establecer una conexión más profunda contigo (si es nena, a los dos años; si es varón, como a los 31), son un poco aburridos. Es normal, nos pasa a todos.

Con esto tampoco quiero incentivar a nadie a no tener hijos. Al contrario, tengan hijos. Jueguen con ellos, organicen citas con otros niños, ¿quizás los míos?, vengan a casa, cuéntenme de su día, por favor.

“Mamá, me aburro”. Yo también mi amor, yo también.

“Mamá, me aburro”. Yo también mi amor, yo también.

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